El CO2 o dióxido de carbono es un gas compuesto por dos átomos de oxígeno y uno de carbono. Está presente en la naturaleza normalmente en forma gaseosa aunque puede llegar a adoptar otra forma, líquida o gaseosa, según la presión y temperatura a la que se vea sometido.

Existe una alarma social entorno a la presencia del CO2 y su relación con el cambio climático, pero lo cierto es que el CO2 por sí solo no es malo, y es necesario para el ciclo biológico de las plantas y las cosechas.

Esta sustancia, no tóxica, se utiliza desde hace muchos años en la industria alimentaria, en bebidas carbonatadas.

La asociación del CO2 con el cambio climático se produce por la alteración del ciclo del carbono en las últimas décadas y la elevada concentración atmosférica de CO2 por el incremento de la actividad industrial.

El incremento de los gases de efecto invernadero como el CO2 producen las alteraciones climáticas de la tierra. Hay una estrecha relación entre el incremento de estos gases y el incremento de la temperatura global.

El cambio climático es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad. Todos podemos contribuir a reducir los gases de efecto invernadero utilizando energías limpias y renovables, no contaminantes.